De un ataque al corazón murió anoche un payaso,
lo más divertido del caso
es que cuando su cuerpo se hallaba inerte,
la gente aplaudía e insistía que repitiese la muerte.
Es el payaso en ésta vida,
a quien Dios destinó a sufrir
pues tiene que hacer reír
aunque tenga el alma herida.
con su sonrisa fingida,
tiene penas que ocultar
y si el payaso pudiera hablar,
y contar sus amarguras,
hasta las almas más duras
podrían con él llorar.
No pidáis que me ría,
que de mi risa me espanto
he reído tanto, y tanto
carcajadas de dolor
que en este mundo traidor
se aprende a reír con llanto.
Querido público presente sólo un aplauso os pido
y quedaré satisfecho,
guardándolo aquí en mi pecho
como un payaso agradecido.
José de Maturana.
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